Existen cosas que nadie te podrá asegurar.
Cosas que debes descubrir por ti mismo y saber de que se tratan. Es parte del proceso de descubrimiento creativo de las cosas y que necesariamente debes seguir cada día para tener una noción cierta de que tan buenas o malas son.
Quizás hasta hoy, te han dicho lo genial que son los atardeceres. Los haz visto en la televisión, el cine y por cierto en muchas fotografías. Los colores te parecen maravillosos y crees entonces que lo son, pero en verdad no lo sabes, hasta que haz presenciado por ti mismo uno. Hasta que sentiste como se fue apagando de a poco el calor, y descubriste uno a uno los cambios de colores en el cielo, no lo sabes.
Deberías mojarte en la lluvia para poder vender un paraguas. Deberías quemarte con el sol para poder vender protectores solares. Deberías poder comer muchas hamburguesas y beber muchas marcas de bebidas para entender y decir con certeza si Coca-cola es definitivamente la mejor.
Por que no lo sabes hasta que lo pruebas. Es así y no hay otro modo.
Debes conocer el proceso. Vivir las etapas para poder tener una idea clara. Nada desde afuera es lo suficientemente real para tener una idea. Debes vivirlo desde adentro. Debes tocar, palpar, oler, sentir y observar.
No te saltes las etapas. Vívelas, disfrútalas por entero. Para poder caminar seguro, deberás primero gatear, y descubrir en este proceso que tienes el equilibrio suficiente para estar de pie. El mejor modo es ese, conociéndolo por ti mismo.
Todo lo que te han dicho, es completamente incierto hasta que lo tienes entre tus propias manos y lo ves muy de cerca.
Solo entonces puedes creer que lo sabes.