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Vizualiza tus ideas y déjate llevar por ellas.


Recuerda que es muy probable que necesites que tu idea sea visual para que otros la recuerden.

A menudo, ésto solo requiere un rápido garabato, unas pocas líneas para dar vida a la idea. Piensa en esto: tus ideas son principalmente imágenes internas que solo uno mismo puede ver. Un crockis las presenta y aumenta las posibilidades de entusiasmar a otros.

No sientas miedo de dibujar cada cosa que imagines. Muchas de esas cosas, pueden ser en el futuro fantásticas ideas.

Ahora bién, es importante también entender que casi nada inhibe tanto el proceso creativo como aferrarse obsecivamente a una sola idea -es decir la propia-. No pienses en tu compañero de trabajo creativo como en el rival de una competición por la mejor idea, sino como un proveedor de materia prima para tus siguientes ideas. Ni siquiera importa si sus ideas son buenas o no -úsalas simplemente como estímulos para tus propias asociaciones-.

Lo importante es recoger, desarrollar y devolver las ideas. Lo ideal es que tu compañero de equipo tenga la misma actitud. Si se es coherente con este principio, se produce una especia de ping pong, en el que ambos se lanzan a un estado emocional parecido al trance creativo. Si algo es seguro, es que luego de cada ronda, las ideas mejoran.

Es ciertamente positivo promocionar el flujo de múltiples ideas en tu equipo de trabajo. Busca en lo posible, siempre el lado positivo de las ideas de los demás. Incluso si a primera vista no le ves sentido, pregúntate "qué hay en ella que yo pueda rescatar?". Siempre hay algún aspecto en el cual te puedas basar.

Sustituye tu interior CRÍTICO por tu interior CREATIVO y explota al máximo las posibilidades de esta nueva perspectiva.

Es un buen ejercicio intentar pensar las ideas personales, desde la perspectiva de otro. Por ejemplo, ¿qué aspectos positivos veria tu mejor amigo? ¿ tu tío? ¿un mendigo? ¿un niño? ¿un ciego? ¿Mick Jagger?.