domingo

El precio de los sueños.

Un día tienes un sueño y con ese sueño abres una empresa.

La meta de la empresa está repleta de promesas y rebosa la integridad. Resuenan los buenos principios y la pasión. La gente toma nota. Te paran en la calle y te felicitan por tu visión. Gracias al trabajo duro, a la persistencia y a la creencia en lo que haces la empresa crece. Cada vez cosecha más exitos. Ganas premios y tus colegas te aplauden. Te colman de alabanzas. La gloria se cierne sobre ti.

Un día se presenta alguien con un gran cheque. Un cheque muy sustancioso con el que te ofrece comprar tu sueño. Te dejas deslumbrar por los ceros de ese pedacito de papel. Se te olvida de donde procede el dinero y lo que te exige. Habla con palabras luminosas, brillantes. Se te hincha el ego de gloria y orgullo. Aceptas el dinero.

Entonces un día la gente deja de hablar de ti. Tu sueño parece haberse desvanecido. De repente la gente habla de otra persona. De otra joven empresa que ha escrito un manifiesto lleno de emoción y promesas.

Y súbitamente ese cheque deja de parecer tan luminoso y brillante.

Y luego alguien te susurra al oído: " Recuerda, el dinero habla, pero no tiene alma".

Demasiado tarde, piensas.