Al principio solo cuentas con tus ganas y una enorme emoción.
Has venido desde hace mucho tiempo buscando la oportunidad de mostrar toda tu creatividad, gritarsela al mundo entero. Crear geniales anuncios y magníficas gráficas. Hoy tienes la oportunidad.
Lo del talento lo intuyes, y presupones que tus aficiones e intereses son las correctas ( cine, música, diseño, salir de copas). Aún no valoras un brief. No respetas una estrategia. No reconoces la diferencia entre idea y concepto. No tienes nociones de presentación ni animación. Ni siquiera reconoces que es en verdad un storyboard o un copy.
Mucho menos sabes con claridad que eres tú.
Te salva la osadía del ignorante, empujándote a gritar y proponer ideas a quemarropa. Aún libre de influencias como Ogilvy, Bassat, Hayden, Burnbach, entre otros creativos del mundo moderno, sacas tus ideas encomendándote a tus fuentes de inspiración favoritas: Matt Groening, Tim Burton, Steven Spielberg, entre otros.
Y así vas tirando y adquiriendo criterio inconscientemente, con tus primeros fracasos. Y en esos momentos, lo de aprender de aquello aún no lo valoras, porque para ti, lógico sería escuchar que tu idea es un diamante en bruto, y no, que es gratuita, plana, tonta, literal, o más sutilmente, "aun una porquería".
Es por ésto que, el primer anuncio que sacas adelante, satisface tu vanidad como pocas. Es el primero que valida tu talento creativo. Significa que por fin sabes que te quieres dedicar toda la vida a ésto, y que te entregas a tu actividad favorita para trabajar.
Y es la suma de esa hambre real, la que contribuye, habiendo creado tan solo tu primer anuncio, al nacimiento de nuevos creativos que mantienen a este mundo atento a las nuevas genialidades que aparecen en cada minuto.
Has venido desde hace mucho tiempo buscando la oportunidad de mostrar toda tu creatividad, gritarsela al mundo entero. Crear geniales anuncios y magníficas gráficas. Hoy tienes la oportunidad.
Lo del talento lo intuyes, y presupones que tus aficiones e intereses son las correctas ( cine, música, diseño, salir de copas). Aún no valoras un brief. No respetas una estrategia. No reconoces la diferencia entre idea y concepto. No tienes nociones de presentación ni animación. Ni siquiera reconoces que es en verdad un storyboard o un copy.
Mucho menos sabes con claridad que eres tú.
Te salva la osadía del ignorante, empujándote a gritar y proponer ideas a quemarropa. Aún libre de influencias como Ogilvy, Bassat, Hayden, Burnbach, entre otros creativos del mundo moderno, sacas tus ideas encomendándote a tus fuentes de inspiración favoritas: Matt Groening, Tim Burton, Steven Spielberg, entre otros.
Y así vas tirando y adquiriendo criterio inconscientemente, con tus primeros fracasos. Y en esos momentos, lo de aprender de aquello aún no lo valoras, porque para ti, lógico sería escuchar que tu idea es un diamante en bruto, y no, que es gratuita, plana, tonta, literal, o más sutilmente, "aun una porquería".
Es por ésto que, el primer anuncio que sacas adelante, satisface tu vanidad como pocas. Es el primero que valida tu talento creativo. Significa que por fin sabes que te quieres dedicar toda la vida a ésto, y que te entregas a tu actividad favorita para trabajar.
Y es la suma de esa hambre real, la que contribuye, habiendo creado tan solo tu primer anuncio, al nacimiento de nuevos creativos que mantienen a este mundo atento a las nuevas genialidades que aparecen en cada minuto.