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Reencanta al público con tu creatividad.


En el mundo publicitario, muchas agencias te pedirán y esperarán que tu trabajo como redactor conduzca directamente a la venta.

Seguramente te dirán: “Escribe lo necesario para que la marca se venda”. Sin embargo, lo normal será que muchas veces los consumidores tengan muy poca prisa en comprar. Y en muchos casos, ninguna razón de urgencia para hacerlo, eso es un hecho.

Pero a pesar de eso, deberás armarte de herramientas necesarias como el redactor que tu agencia espera, y deberás mantener la señal de alerta y la preocupación por que la caja registradora trabaje.

Pero no te asustes y pon manos a la obra con total tranquilidad. Recuerda lo divertido que es este trabajo. Podrás jugar arriesgándote, para así mantener la atención del lector. ¿Cómo? Pues en un principio sé indiferente ante el producto, nada es tan infalible y eso el mundo lo sabe. Lo normal será que tu marca no sea una vacuna contra una enfermedad catastrófica, pero si lo suficientemente necesaria como para que el público quiera tenerla en sus manos.

Luego de tener eso en cuenta, arriésgate para contar un chiste. Las personas quieren sonreír, y esperarán que tú les sonrías. Se sencillo y liviano, y el público se acercará.

Sin duda, será de vital necesidad que le proporciones a tu marca un beneficio, tal que el consumidor sepa que aunque antes no lo había pensado, gracias a tu aviso, recordó que si lo necesitaba.

Y por supuesto, bajo ningún motivo seas nunca obvio ni importunes al lector. Aunque la gente no tiene total conocimiento acerca de tu producto, tampoco quiere que lo trates como un ignorante. Sedúcelo de forma que sienta que tan solo no lo había notado o bien, lo había olvidado.

En resumidas cuentas, el juego de la publicidad requiere que tomes en cuenta ciertos pasos que te conducirán a reencantar el deseo del consumidor tales como respetar su inteligencia frente al producto, atreverte a correr riesgos creativos, provocarlos de modo que quieran saber más de ti, ocupar al máximo tu sentido del humor y finalmente buscar insinuarles la siguiente premisa:

"Sabemos que nuestra marca es importante para ti, y el resto no tiene nada que hacer al respecto."

Confiar en tu instinto y en tu producto, es definitivamente el mejor camino.

Como nos diría el afamado publicista Leo Burnett:

"El secreto de toda originalidad efectiva en la publicidad no es la creación de palabras e imágenes nuevas y engañosas, sino proporcionar palabras e imágenes conocidas a nuevas relaciones".